Para la comprensión del funcionamiento del Universo se hace elemental el conocimiento de las 7 Principios Herméticos, legado a la humanidad desde hace milenios por Hermes Trismegisto (tres veces grande), conocido también como:

  • Ningishzidda
  • Thoth
  • Quetzalcóatl
  • La Serpiente Emplumada o Alada
  • Kukulcán
  • Xiuhtecuhtli
  • El Señor del Árbol de la Vida
  • El Señor del Artefacto de Vida
  • El Escriba de los Dioses
  • El Dios del Equilibrio
  • El Señor de la Balanza
  • Ifá
  • El señor del ocho
  • Tehuti, el Medidor Divino.

«Los principios de la verdad son siete; aquel que conoce éstos, con comprensión, posee la llave mágica ante cuyo toque todas las puertas del templo se abren de repente.»

El Kybalion

Veamos a continuación un resumen de las 7 Leyes, tomadas del Kybalión y de las enseñanzas de la Cábala:

Primera Ley Universal: Principio del Mentalismo, Ley de Afinidad.

«El Todo es Mente. El Universo es Mental»

Más allá del cosmos, del tiempo, del espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la realidad substancial, la verdad fundamental. El 99% del Universo es espiritual, sólo el 1% es material, lo que podemos palpar y percibir por medio de nuestros cinco sentidos.

Todo cuanto nos rodea incluyendo nuestra respiración y nuestros pensamientos, es denominado materia. Pero más allá de lo que vemos y percibimos e incluso comprendemos, está la realidad, el Todo, el Espíritu, lo que llamamos Dios, el cual podemos considerarlo como una mente infinita, universal y viviente, que está detrás de todo lo que entendemos como Creador.

Todo cuanto hay dentro del Universo pertenece a una creación mental. Nos movemos, vivimos, creamos, sentimos y pensamos dentro de una mente, que crea el Todo. Somos parte de él. No existe nada fuera del Todo. Por eso, por afinidad, nuestros pensamientos atraerán a nuestra vida formas mentales similares.

Los acontecimientos que se nos presentan son creaciones mentales nuestras y su calidad, buena o mala, dependerá de nuestros pensamientos, por lo que es muy importante que tengamos el control de ellos, y que estén concentrados en lo que estamos haciendo sin permitir que vaguen.

Los pensamientos no pueden ser superficiales, tienen que salir desde la conciencia y estar en el grupo de las creencias para que puedan tener el efecto requerido. Pensar, orar, o hablar sin conciencia de lo que se dice o piensa, no tiene ningún efecto, es desperdiciar la energía.

La mente, así como todos los metales y demás elementos, pueden ser transmutados de estado, de grado, de condición, de polo y de vibración. La verdadera transmutación hermética es una práctica, un método, un arte mental; consiste en cambiar de naturaleza, de sustancia, de forma, transformarse en otra.

Segunda Ley Universal: Principio de Correspondencia

«Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba»

Este principio explica que siempre hay una correspondencia entre las leyes y los estados del ser. Hay planos que no conocemos, pero cuando aplicamos esta ley empezamos a comprender su mecánica.

El ser puede tener relación con los planos inferiores, pero no puede identificar los superiores. Por ejemplo, el ser humano tiene relación con las plantas y los animales, los cuales son de un plano inferior, pero ellos no tienen conciencia de nuestra vida, aunque pudieran interrelacionarse directamente con nosotros, como en el caso de un animal.

«Como es arriba, es abajo» indica que por ejemplo una hormiga se organiza, trabaja, tiene un sitio donde vivir, busca una sociedad para vivir, etc. Hacer todo esto de una manera rudimentaria y sin ninguna conciencia, es solamente instintivo.

Los seres humanos realizamos la misma actividad, pero con conciencia de ello y con un campo de acción mucho más amplio. Los ángeles por ejemplo, estando en un plano superior al nuestro, también trabajan sirviendo a la humanidad, pero es una labor muchísimo más sutil de la cual nosotros no tenemos real conciencia, aunque sepamos de su existencia, porque no hemos tenido la experiencia vivida.

El Principio de Correspondencia es uno de los más importantes, ya que nos ayuda a comprender la organización del Universo en los diversos planos: mental, material y espiritual. Es una Ley Universal.

Tercera Ley Universal: Principio de Vibración

«Nada está inmóvil, todo se mueve; todo vibra.»

Aquí se explica que todo está en movimiento, que nada permanece inmóvil, y muestra cómo este conocimiento que ha sido dado mucho tiempo atrás, hoy también puede ser comprobado por la ciencia.

La diferencia entre las manifestaciones de la materia, de la mente y del espíritu, radica en su tipo de vibración. Desde el plano más elevado hasta la más densa materia.

Todo vibra y todo se mueve, desde el Todo, que es espíritu, hasta nuestros pensamientos y nuestros cinco sentidos. Las moléculas, los átomos, nuestras células están en continuo movimiento. La cantidad de estos movimientos marcará la calidad de la vibración. Si es rápida es positiva, si es lenta es negativa.

Que la vida gire dentro de un entorno positivo dependerá de lo que trabajemos internamente para lograrlo. Podemos elevar la vibración de nuestros pensamientos por medio de la meditación y las afirmaciones. Con ello poco a poco, lo que empieza como una letanía termina grabándose en nuestro subconsciente, provocando cambios naturales de acción. Por lo tanto, la resolución de nuestra vida será positiva.

Cuando optamos por pensar y actuar negativamente, estamos manteniendo una constante baja vibratoria. Si nos empeñamos en vivir dentro del odio, el rencor, la envidia, la tristeza, el dolor, la corrupción, etc. estamos atrayendo hacia nosotros acontecimientos y personas de la misma calidad vibratoria.

De la misma manera, los pensamientos provocan emociones de igual calidad. A su vez, las emociones producen sustancias químicas en nuestro cuerpo de la misma calidad. Es aquí cuando nuestro físico refleja alguna enfermedad o dolor. Nuestra vibración interior materializa la vibración exterior.

Cuando decidimos vivir dentro del amor, el servicio, la alegría, la felicidad, nuestra vida transcurre dentro de este mismo flujo. De igual manera, nuestros pensamientos positivos desencadenan emociones positivas que se verán reflejadas en nuestra vida por medio de acontecimientos brillantes y continuos milagros. Las sustancias químicas que se esparcen dentro de nuestro cuerpo a causa de estos pensamientos, se reflejarán manifestando salud y vitalidad.

Cuarta Ley Universal: Principio de Polaridad

«Todo es doble, todo tiene dos polos»

Todo es doble, todo tiene dos polos, todo tiene su opuesto. Los semejantes y los antagónicos son lo mismo. Los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado. Los extremos se tocan. Todas las verdades son semi-verdades. Todas las paradojas pueden reconciliarse.

Este principio nos explica que en todo hay dos aspectos y que los opuestos no son más que partes de la misma cosa, diferenciándose únicamente por su grado o vibración. Por ejemplo, el odio y el amor, el blanco y el negro, el bien y el mal. Ambos son lo mismo pero con diferente vibración, uno es positivo y el otro negativo.

Podemos poner el ejemplo de un termómetro, el cual tiene una línea de graduación. Si se le sumerge en agua caliente, el termómetro subirá, y si se hace en agua helada, bajará. A final de cuentas solamente está señalando la temperatura con diferente valor.

Así funciona el principio de polaridad. El comprender este principio nos da la capacidad de transmutar nuestros pensamientos. Por ejemplo, si vivimos con miedo, podemos cambiar la polaridad y transformarlo en valor. No podemos quitar el miedo, borrarlo de nuestra vida, porque si lo hacemos estaremos borrando también a su positivo, en este caso el valor. Por eso es importante no eliminar sino transformar.

Lo importante de esta transmutación es que cuando percibimos emociones de baja vibración, podemos transformarlas elevando su vibración; para ello, imaginar y visualizar resulta muy útil.

La conciencia de este principio abre las puertas al inicio de una transformación interior total, porque comprendemos que el poder del cambio es nuestro y no depende de las personas ni de las circunstancias. Podemos asumir nuestra propia responsabilidad.

Quinta Ley Universal: Principio del Ritmo

«Todo asciende y desciende, todo se mueve como un péndulo»

Todo fluye y refluye; todo tiene períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo. La medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que hacia la izquierda. El ritmo es la compensación.

Este principio significa que nada se mantiene en el mismo estado, que todo cumple un ciclo. Es decir, a todo periodo de actividad le sigue otro de descanso.

En todos los planos y en todos los elementos que los componen se cumple en forma irreversible esta ley. Por ejemplo: el día y la noche; las estaciones del año; el contrapunto del verano es el invierno y el de la primavera es el otoño; las plantas que al período de dar frutos, flores y hojas, le sigue una etapa en que pareciera que duermen, para luego volver a florecer. El ciclo de la vida también cumple con esta ley: todo nace, entra en una etapa de evolución y en cierto punto empieza a declinar hasta que muere.

Los universos se crean, alcanzan el punto más bajo de materialidad y entonces comienza la oscilación de vuelta. Los soles nacen, llegan a la cumbre de su poder, y empieza el proceso de retrogresión. Estos son los grandes ritmos, pero el Principio lo vemos en todo.

El conocimiento de esta ley hace que podamos neutralizar sus efectos en nuestra vida. Existe el plano superior y el plano inferior de conciencia. Si cada vez que vemos venir un periodo de sufrimiento logramos mantenernos en el plano superior, tendremos el control de la situación, es como ver el problema «desde arriba». De esta manera solamente nos atacará en el inconsciente. Este método tiene una desventaja, que así como neutralizamos el Principio del Ritmo en el sufrimiento, también lo estaremos neutralizando en la alegría. Por lo tanto lo viviremos con menor intensidad, ya que las emociones también siguen su propio ritmo y a periodos de alegría, le seguirá otro de dolor, de la misma intensidad.

Los herméticos aplican esta ley a ciclos mayores como el proceso de reencarnación. Se dice que a una vida llena de alegrías la seguirá otra llena de dolor. De ahí la importancia de aprender a neutralizar los efectos del ritmo, ya que de esta manera nos estamos creando una vida más equilibrada.

Sexta Ley Universal: Principio de Causa y Efecto

«Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa»

Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa. Todo sucede de acuerdo con la Ley. La suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no reconocida. Hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la Ley.

Este principio nos hace ver que la suerte no existe. Tampoco existe la casualidad. Todo es una causalidad. Esta ley es la verdad de que toda siembra tiene su cosecha, de que todo lo que hagas se te devolverá.

Nada escapa a ella. En cualquiera de los diferentes planos que existen, esta ley se manifiesta, es trascendental, puede reflejarse de una vida a otra. Es la respuesta de un Universo perfectamente bien organizado, que es la mayor fuente de abastecimiento para el hombre y para la vida, pero le da a cada quien lo que ha buscado y lo que merece. No hay error, se trata de una ley justa, que lo abarca todo, tanto los pensamientos como las acciones.

Para que las cosas salgan como queremos, es necesario expandir nuestra conciencia, para saber cuál será el resultado de nuestras acciones. Este es el secreto de los triunfadores, los que pareciera que todo lo que hacen está limpio de errores, y sus proyectos siempre son un éxito. Ellos conocen el proceso de esta ley, tal vez de manera inconsciente, pero saben que «x» pasos producen «y» resultados. Eso es tener conciencia, saber el resultado final.

Así es en todos los aspectos de la vida. Si analizamos por qué nuestra vida es como es, podremos saber cuáles son las causas. Esto daría fin a nuestro karma, ya que esta ley está íntimamente ligada a lo que es el karma. En este caso no será tan difícil encontrar la causa a nuestros problemas actuales si nos remontamos al pasado. Pero hay efectos que venimos arrastrando de vidas pasadas, por eso hay sucesos que no comprendemos, por más que nos esforcemos por evitarlos siempre salen a flote. Para descubrir su origen hay técnicas más profundas, como la meditación, las regresiones y la hipnosis.

A veces sucede que alguien muere sin que podamos arreglar nuestras cuentas con esta persona. Entonces Dios, que es amor, nos da la oportunidad de hacerlo en una vida futura. Esa es la mecánica en todas nuestras facetas. Hasta que no aprendamos lo que necesitamos, no dejaremos de tener experiencias desagradables.

En otras ocasiones sucede que encontramos a una persona y pareciera que la conociéramos de siempre. Esto quiere decir que en una vida anterior hubo una relación armónica que se manifiesta hoy, tal vez para continuar expandiendo esta energía en la Tierra. Estos son los amigos de toda la vida o los matrimonios que siempre reflejan amor.

Séptima Ley Universal: Principio de Género

«Todo tiene su principio masculino y femenino»

Este principio encierra la verdad de que el género se manifiesta en todo, estando siempre en acción los principios masculino y femenino. Esto no sólo ocurre en el plano físico, sino también en el mental y en el espiritual.

La mente subjetiva o subconsciente, que es la que sueña, imagina y visualiza, corresponde al elemento femenino. Al elemento masculino corresponde el consciente o mente objetiva.

En el mundo físico este principio se manifiesta como «sexo», y en los planos superiores toma formas más elevadas, pero el principio subsiste siempre el mismo. Ninguna creación física, mental o espiritual, es posible sin este principio. Cada ser contiene en sí mismo sus dos elementos.

La mayoría de las veces confundimos el género con sexo, nada tiene que ver. La palabra «género» significa generar, crear, concebir, producir y va más allá del plano físico. En los planos más elevados el principio toma forma más elevada. La palabra sexo se limita a la vida orgánica.

La sabiduría de Hermes

Finaliza esta sección con tres de los principios o aforismos que se atribuyen a Hermes Trismegisto:

  • «No hay mal del cuerpo que no sea antes del alma».
  • «Si se siente mal no tome medicamento alguno, deje que el cuerpo haga su trabajo».
  • «La vejez sobreviene cuando el miedo a la vida hace achacoso el cuerpo».

A continuación un cuento de su autoría, con el cual finaliza el libro titulado Psico-Astrología Kármica, de Geraldyn Waxkowsky y Marisol González Sterling:

«En algún lugar lejano en el Universo, en una dimensión y espacio en particular, existe un gran salón de banquetes, que tiene una gran mesa llena de provisiones interminables de comida y de bebida. Alrededor de esta mesa hay una gran multitud de personas, que son como tú y como yo, excepto en una cosa:

Sus brazos están trabados, rectos, por lo que no pueden doblar el codo. Estas personas tienen siempre hambre, pues tratan de alimentarse tirando la comida al aire, o dejando que se escurra por sus brazos. El resultado es una atmósfera de constante frustración, locura y caos.

En otra dimensión del espacio paralela hay otro salón de banquetes con una mesa llena de comida, también está rodeada de personas con sus brazos trabados. Pero aquí no existe ni locura ni líos, porque estas almas han encontrado la respuesta ejercitando su sabiduría interna:

Han aprendido a darse de comer los unos a los otros.»

Este hermoso cuento nos recuerda una de las principales enseñanzas cabalísticas, la esencia por la cual venimos a este mundo: COMPARTIR PARA RECIBIR.

Fuente: pasadofuturo.com

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